domingo, 23 de octubre de 2011

Llevo un poco de retraso con algunas noticias que os tengo que contar, pero todo llega y está vez voy a relatar una excursión, que el 12 de octubre hice a la Bardena Blanca, con Mª Carmen y Efren.
Madre e hijo, estaban pasando unos días por la comarca de las Cinco Villas, alojados en el Patiaz de la Reina Rana, un hostal situado en Tauste, www.reinarana.es regentado principalmente por Manolo Leciñena.
Manolo, que además es guía de Tauste, ya les había puesto en antecedentes, a Mª Carmen y Efren, de como eran las Bardenas y ese día por la mañana visitarón la Bardena Negra, subierón al Santuario de Sancho Abarca y por la tarde vinieron de excursión, con Andurriales, a la Bardena Blanca en el Landrover.
Hacía calor pero tuvimos sorpresas, vimos rebaños de ovejas, una burra que nos desafiaba en medio del camino, buitres, aguilucho pálido, garza real, garceta común, sisallo, tamariz, aridez, sal...............


                        Como siempre las vistas fueron espectaculares.  

                                   La erosión es imparable e impredecible.

                               La burra no tenía ninguna intención de quitarse,
                                            ¡qué risas, ja,ja!

                                            Efren disfrutando de la excursión.

                                            ¡Qué bonita pareja!

                               Una imagen vale más que mil palabras.

                                            El día estaba calmado.

                           Castildetierra como siempre sorprendente.

                                Embalse de las cortinas, todavía con agua.

                                Esto fue un regalo al finalizar la excursión.

La foto de despedida

Muchas gracias por esa tarde tan entrañable y por estas inolvidables fotos.
Para Mª Carmen y Efren.



1 comentario:

  1. ¡Gracias Inma! Por hacernos participes de tu afición por los pájaros, dejándonos tus prismáticos y dándonos todo tipo de explicaciones sobre esos seres minúsculos algunos y no tanto otros. ¡Que gozada! Poderlos observar, ¡qué maravilla! Disfrutar de esa Bardena Blanca, de la cual nosotros tuvimos el placer de escuchar ese silencio, sí escuchar, porque en el silencio se percibía vida, esa vida que nos da la naturaleza y que nos llena, dando alegría a nuestro corazón.
    Repito ¡gracias! Por tu compañía y por tus explicaciones, para nosotros también fue un gran día. Efrén pudo realizar su deseo, visitar la Bardena y para mí poder compartirlo con él, porque es mí hijo y es maravilloso.

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